1.8
March 3, 2014

Me vuelvo innecesaria. ~ Sharna Langlais

love heart myself

 

Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que quise que me necesitaras.

Al encontrar maneras de serte inestimable, me había vuelto totalmente necesaria, enteramente imprescindible. Había encontrado todos los huecos en tus pisos, tus ruedas chirriantes, tus gavetas descompuestas. Había encontrado todos los espacios que necesitaban una manita, que necesitaban mi toque especial. Sin embargo, jamás fue a ti a quien quise componer, no del todo. Buscaba simplemente la manera en que pudieras necesitarme, depender de mí, en aspectos de tu vida en que nunca nada te había hecho falta. Pero como había llegado para quedarme, ahora eran cosas indispensables.

Tus comidas preparadas con ingredientes frescos, orgánicos, y guardadas junto a las mías en la nevera, listas para el almuerzo del próximo día. Cuando antes llegabas a fin de mes con solo una sonrisa y unos cuantos pesos en el banco, ahora tu presupuesto contaba con fondos de más, habiendo pasado por mi cuidadosa planificación con todo y hojas de cálculo. Las cenas con los amigos organizadas también con la mayor destreza, con los mejores corredores de mesa y el champán, para que así tú te encargaras de entretener a los invitados cual rey en su trono. Y en tus negocios, ¡oh, los negocios! Desde mi almohada, noche tras noche, te proveía gran conocimiento e intuición, interviniendo también durante el día para hacerme cargo de las llamadas más difíciles y los mensajes más irritantes.

Sí, oh, sí, sin que lo pudieras advertir, llegaste a necesitarme.

Y yo necesitaba que me necesitaras. Necesitaba que me validaras. Necesitaba tu aprobación. No podía sentirme satisfecha o digna o valiosa sin estos aportes a tu vida; sin esa forma de verme que tenías, con tus azules ojos de niño encantador, cuando me decías: “¿qué haría yo sin ti?” O cuando entre pleitos y portazos me suplicabas que te perdonara, alimentándome con las palabras, “es que no sé vivir sin ti.”

Y los modelos en sus revistas, todos los actores en sus películas, volteaban a verme, asintiendo y afirmando con todo su ser que, efectivamente, esto era amor.

El amor es ser necesitada
“El amor nace de las acciones.”
“El amor es dependencia.”

Pero llegó un día, después de repetidas despedidas de varios y distintos tús, en que viajé a un lugar muy dentro de mí, donde me preguntaba si el amor podía ser de otra forma. Viví sola en ese lugar, y descubría lo que podía hacer para mí, comprendía que podía validarme a mí misma, que podía ser digna, simplemente en mi propio ser, que mi valor reside en mi humanidad.

Hubo un día en que desperté y me di cuenta que podía ser deseada simplemente por ser yo misma: por mi grande y amplia sonrisa, por la manera en que río con mis propios chistes mal dichos; por mis torpes pies descalzos tropezándose en el asfalto cuando corro a abrazar a los amigos; por las palabras de más que rebalsan de mi boca con impaciencia cuando hablamos, ansiosas de ser expresadas; por las lágrimas que se me escapan al llorar bulliciosamente y sin delicadez, porque de repente la vida se me viene encima, encontrándome desprevenida.

Es un concepto enteramente nuevo para mí, esta manera no explorada de ser y reconocer que el amor ya existe dentro de mí y dentro de ti y de ella y de él.

El amor no se crea con las acciones; al contrario, lo percibimos, accedemos a él, lo desencadenamos al encontrar un alma gemela.

Quizá sea más complicado en el amor romántico, pero sé que éste es un principio auténtico y evidente cuando considero a las personas que más amo en el mundo. Aunque agradezco lo que hacen por mí, mi amor no es un resultado de sus acciones. Mi amor nace de la belleza de su ser, del placer que siento en su presencia, de la alegría que me envuelve cuando disfrutamos juntos de la vida.

Así que he emprendido un nuevo esfuerzo: me estoy volviendo activamente innecesaria. Estoy desatando las cuerdas que tejí alrededor de otros para volverme indispensable en sus vidas. Doy pasos sobre los huecos del piso, disfruto de los chirridos de las gavetas, y ofrezco mi compañía cuando los demás arreglan sus propias ruedas chirriantes, pasándoles las herramientas o alumbrándoles el trabajo con la linterna. Estoy aprendiendo a desocuparme más, a despreocuparme un poco más del quehacer. Estoy aprendiendo a frenar el impulso automático de la mano presta a tomar las herramientas, y a cerrar la boca cuando tengo la tentación de intervenir y rescatar. Estoy aprendiendo a alejarme de las personas que siempre necesitan tanto, y a desprenderme de esa adicción a ser necesitada.

Me hago disponible para las personas que quieren tomar un té y platicar sobre la vida; que me invitan a cenar o a ver una obra de teatro o un grupo musical que creen nos gustaría a los dos.

Estoy aprendiendo a reírme más y a escuchar mejor.

Estoy aprendiendo a considerar las propuestas en vez de responder inmediatamente a las exigencias.

Busco tanto a los tús como a los yos en las conversaciones; estoy pendiente tanto de las preguntas como de las respuestas.

Es liberadora, esta renuncia a la necesidad de ser necesitada.

En su lugar, me veo con el deseo de ser deseada. Y porque ahora sé amarme, y darme a mí misma, y hacer cosas por mí misma, también estoy aprendiendo a aceptar el no ser deseada.

 

A translation of the original: I’m Making Myself Unnecessary. 

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Assistant Editor: Richard May/Editor: Bryonie Wise

Photo: Thea Bea/Devian Art

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Sharna Langlais