“Con tu transparencia atraes a tu hombre de una manera más profunda, y lo sientes más adentro de tu corazón. El relaja sus miedos y se adentra hacia ti con más amor y, tú relajas tus miedos y los recibes de una manera más entera. Eventualmente, cuando ya no existe ninguna barrera o alguna retención entre ustedes, ambos se rinden completamente. El sexo se convierte en un amor desenfrenado.” ~ David Deida

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Estás despierta de tal manera que ya no atraes a un hombre ordinario.

Mujer sabia, salvaje, musa antigua de artistas y poetas, ansías una pareja que pueda percibir tu llamado de sirena.

Cuando él ha estado buscando su corazón, tú has sido la sombra que ha pasado por delante de él en las caminatas bajo la luz de la luna. Él ha intentado alcanzarte pero el momento nunca ha sido el correcto.

Como una ráfaga de viento lo has eludido en su viaje hacía el entendimiento.

Tal vez él todavía no estaba listo, tal vez tú tampoco lo estabas, mientras tú has estado empapando tus huesos en misterio y leyendo textos sagrados, él también ha estado alimentando su mente con poesía y prosa.

Tal vez, mientras tú has estado escuchando los susurros de los espíritus del bosque o recostándote sobre viejos y sabios árboles, él se ha encontrado a uno o dos pasos detrás de ti, deseando escuchar el sonido de tus pies sobre el musgo empapado.

Mujer salvaje, buscadora espiritual, elige a un hombre que sirva tu alma.

Lo has visto en las cartas, es ilusorio pero es real. Es un desafío, no tiene miedo de decir lo que piensa; es un hombre que conoce su camino.

Necesitas un hombre que su fuerza no se encuentre solamente en sus manos. Necesitas un hombre que con su carácter haga tu corazón latir con fuerza, que haga que tu cuerpo pierda el control.

Él es el tipo de hombre que beberá tu esencia pero no te venerará, porque él sabe que tan auténtica necesitas ser.

Él admirará tu fuego, se derretirá cuando lo toques—entrará a tu alma a través de tus ojos.

Él entenderá tu independencia, entenderá todas las veces que te vayas de su lado. Te seguirá cada vez que se lo pidas pero manteniendo sus propios sueños. Te atará solamente cuando se lo pidas, y cuando eso suceda, lo hará de la forma correcta.

Un hombre que alimente tu alma puede también alimentar tu cuerpo.

Él admira tu soledad, le excita tu mente, añora por tu próximo aliento de sabiduría—mujer salvaje, eres todo lo que él está buscando.

Los libros en tu librero, el olor de incienso en el aire, las cartas extendidas para poder leer su futuro, el canto que sale de tu cuarto de meditación—todo esto es alimento sagrado para él.

Elige a un hombre que entienda el significado de las caminatas bajo la pesada y mágica luna—uno que tome tu mano y vaya contigo a caminar por la nieve, de manera silenciosa. Uno que hable con las estrellas y quien preste atención a los planetas.

Elige a un hombre que su sonrisa haga que tú caigas de rodillas.

Un hombre a quien le queme la boca la parte de atrás de tu cuello y el final de tu espina dorsal; uno que no deje dudas acerca de sus intenciones—él sabe que tú eres la indicada.

Elige a un hombre que no tenga miedo ni de su sexualidad, o la tuya. Él añorará lo que tienes en medio de tus caderas, su lengua de miel y hombría elevándose para encontrarse con tu lujuria. Mientras que tú cantas suavemente una canción de amor, y te dejas llevar hacia sus labios, te hará llegar a un océano lleno de olas y éxtasis, el cual se estrellará al estar en la orilla.

Entrégale todo, mística mujer. Viértele encima un poco de vino de toronja—dale a probar fantasías prohibidas, deja que te conozca en tu forma más oscura.

Un hombre que alimenta tu alma también te desea en carne viva. Un hombre que alimenta tu alma camina con el cuervo como su guía, se encuentra en su hogar en éste mundo y en el que está de por medio, ese lugar en donde se reúnen los espíritus y todo se conoce. Deja que te alimente con su magia, las palabras que solamente él puede hablar, la profunda e intensa madera que hay en su voz acariciando tus orejas mientras tú te encuentras desnuda y envuelta en sus brazos.

Él no correrá, sin importar lo que reveles. Aún si le digas que dragones, unicornios o espíritus malvados visitan tus sueños. Aún si pronuncies palabras que solamente las brujas aprenden—aún si le dices que ya una vez tu cuerpo fue quemado en una pira funeraria de odio y miedo.

Elige a un hombre que sirva tu alma—que sepa que tú eres el universo, el mar a media noche, el sonido quejumbroso dentro de una concha de mar y el zumbido de las alas de un colibrí al anochecer.

Él sabe que eres soledad. Que a veces eres un viento destructivo. Que a veces eres una tundra congelada y otras veces el calor de una isla desierta. A veces él también es todas estas cosas, es por eso que te entiende y todavía se queda.

Así que baja tus defensas. Pon tu espada en un lugar seguro—baja el escudo. Él no te lastimará, y sí lo hace, estará bien—entenderán las debilidades de cada uno. Mujer salvaje, déjalo entrar.

Elige un hombre que sirva tu alma.

“Rendirse significa que se ama sin límites. Significa que relajarás tu guardia para que tu amante pueda sentir tu corazón auténtico, descubierto, e indefenso. Relaja tus músculos, tu respiración se torna completa, tu cuerpo y corazón están dispuestos a abrirse con tu amante. Si te lastiman, pues te lastimaron, pero en cualquier caso intenta poder permanecer abierta y plena, así como el océano. Rendirse es el pasillo hacia el sexo más profundo posible. Cada propósito y cada misión se deben de vivir plenamente, hasta el punto de quedar vacíos, aburridos, e inútiles; debe de ser descartado hasta que se llegue a ese punto. Esta es una señal de crecimiento, pero puede que lo confundas con una señal de fracaso.” ~ David Deida

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Link del artículo oríginal:

Choose a Man who will Serve your Soul. 

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Autor del artículo: Monika Carless

Traductora: María José Barillas García

Editoras: Ashleigh Hitchcock (Inglés) / Yoli Ramazzina (Español)

Foto: Flickr/See-ming Lee