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November 22, 2016

Desde el otro lado del muro.

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En un extraño día de Noviembre, mientras desde mi ventana veo los aires de Santana azotar una y otra vez las palmeras californianas de mi ciudad y los montones de tierra y polvo elevarse en pequeños torbellinos, mi mente viaja hacia el horizonte, donde una oscura línea divide ya mi tierra de la tuya. Verás, vivo en Tijuana, Baja California, México.

Aquí nací, aquí he criado a mi familia y aquí he construido una vida. Durante mis 61 años en esta tierra, he visto cambiar políticas migratorias una y otra vez, he visto crecer ese infame muro divisorio más veces de las que quisiera, he atendido familias enteras que ahora viven en las calles a causa de la deportación, verás, también soy médico. He participado en campañas para recaudar fondos para la casa del Migrante en Tijuana y he tratado sobre todo de educar a mis hijos en el amor y la compasión.

Es en este día que no concuerda con el comportamiento natural de la temporada de otoño en esta zona geográfica (a pesar de quienes duden del cambio climático) y tras enterarme del resultado electoral en Estados Unidos, en el que no encuentro sorpresas ni novedades, que vuelvo a meditar sobre este mundo que parece eternamente manipulado por mentiras y espectáculos y en el que la gente interpreta lo que es mejor o peor para sus vidas.

Durante su campaña el Sr. Trump se sustentó en ofrecer una mediocridad bajo la promesa de “un mejor país” o de “recuperar América para los americanos” , cosa que no recuerdo que se las hayan quitado hasta el momento como ha sucedido con países como Siria e Irak, por mencionar algunos países.

Que se va a construir un muro para impedir el paso a los mexicanos violadores y criminales, mismo muro que veo en estos momentos desde el sillón que me sostiene mientras escribo esto; que los ilegales serán tratados como ilegales, ¿alguna vez se les ha tratado de forma diferente?, basta ver cuánta gente es deportada diariamente en la frontera, los salarios ínfimos y los trabajos subhumanos para poder sobrevivir y tal vez mandar un dinerito para que la familia sobreviva del “otro lado”.

Que el Tratado de Libre Comercio se renegociará para que el mayor beneficiario sea Estados Unidos, a caray, nunca ha sido diferente, desde que se hizo el acuerdo, Estados Unidos ha sido el principal beneficiario, si no preguntémosle a los pequeños ex comerciantes, agricultores y fabricantes de México a los que este tratado los dejó sin manera alguna de sostener batalla justa en el mundo de los negocios.

Lo que más me preocupa a mí es que tras su campaña el señor Trump reabrió una puerta a los fascistas, discriminadores, misóginos, homofóbicos e hipócritas que ahora se manifiestan libremente mostrando el lado ignorante de la sociedad, pero que quede claro, no existen gracias a él, ya existían. Y sí es triste ver al país vecino dividido, a un país que en tantas ocasiones ha sido gran receptor de refugiados y a brindado la mano a quienes lo han necesitado. Cuando era niño recuerdo con tristeza haber visitado algún local comercial en San Ysidro, California y encontrarme con la sorpresa de un letrero prohibiendo la entrada a “negros, perros y mexicanos” en ese orden; con lo años parecía que este odio y repudio había terminado, que la lucha hacia los derechos de igualdad y un mundo más amable estaba ganando terreno.

Es triste descubrir que no es así y que hoy en el gran país del norte las manifestaciones de odio y discriminación han resurgido, incluso en las generaciones más jóvenes, chicos de bachiller gritando a sus compañeros latinos “Construyan el muro”, afroamericanos siendo abusados verbalmente, musulmanes que no se sientes seguros de salir a la calle.

Aprendamos algo de estas elecciones, nos dejamos llevar, pareciera que lo que los medios de comunicación luchan por encontrar el “hilo negro”, una explicación a un suceso que parece ir contra todas las expectativas y pronósticos. Debemos ahora enfocarnos en mejorar, en despertar, no en salir corriendo despavoridos, si no por el contrario, evidenciar que este hombre lo único que representa es la mediocridad, el manejo de información y el abuso de una clase muy privilegiada.

No entremos en su juego, hay que dedicarnos a educar a los ignorantes, a evidenciar a los abusivos y a trabajar para continuar mejorando la calidad de seres humanos, ser compasivos, ser más unidos y ser más fuertes para la siguiente elección.

No olvidemos ser hermanos, vivir en la frontera me ha abierto no solo las puertas físicas a otro país, también me ha abierto el corazón y la mente; he encontrado grandes amigos y colegas con quienes compartir experiencias y vida. En un diagnostico médico puedo certificar que todos, bajo esa delgada capa de piel, somos exactamente iguales y como babyboomer que los muros y fronteras siempre han sido y serán estúpidas e inútiles.

 

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Autora: Juan M. Leon Maycotte

Foto: Instagram @summtoys

Editora: Yoli Ramazzina

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