El apego a la familia, a los amigos, a los amantes.
El apego va ligado a recordar el pasado, a recordar cómo nos hicieron sentir esas personas en algún momento. Al apegarnos a esto nos exponemos al sufrimiento al no recibir de estas personas el mismo trato, sin que necesariamente la razón sea por algo personal.
Al pasar el tiempo las personas conocen nuevas personas, cambian su manera de pensar, dejan de comportarse de la misma manera.
Nosotros mismos cambiamos constantemente, nos dejan de gustar cualidades de las personas que antes nos parecían agradables. Cambian nuestras perspectivas, nos volvemos más sabios en el mejor de los casos.
Existe la tendencia al apego, y esto es independiente del tiempo que hayamos pasado con el ser en cuestión. Eso sí, se siente mayormente fundamentado entre más tiempo y experiencias se compartan; pero hay situaciones que a veces con solo unos minutos nos enganchamos a ellos. Aquí entra entonces las ilusiones, y estar apegados a ilusiones es como caer en un agujero negro, no hay nada provechoso en ello para nuestro crecimiento personal, excepto si logramos superar la situación y aprender de ella.
La necesidad de apego va de la mano al sentimiento de pertenencia, de conexión con los demás y hasta de dependencia.
Aquí me planteo una pregunta: ¿En qué se basan entonces las relaciones interpersonales?
Conozco a alguien, me intereso por él, compartimos momentos de nuestra vida, lo apoyo en lo que necesite. En el mejor de los casos esa persona hará lo mismo por nosotros. Todo esto no quiere decir que se caiga en una dependencia física, emocional o de ningún tipo. Partiendo del hecho de que cada persona es un individuo autónomo, este puede relacionarse con los demás dentro de sus propios límites para respetarse a sí mismo.
Ahora bien, imaginemos una relación entre dos personas sumamente dependientes una de otra. Por ejemplo, dos mejores amigas en un colegio; una de ellas no puede asistir a clases por una semana, la otra se siente sola e insegura, por lo que se empieza a sentir mal y deja de asistir al colegio. Puede que su amiga se sienta alagada con este actuar, ya que se siente necesitada.
Otro escenario serían dos personas conscientes de todo lo dicho sobre el apego que se encuentren en la misma situación. La persona que puede asistir a clases lo hace, interactúa con el resto de sus compañeros y continúa sus estudios con normalidad. La otra persona no sentirá tristeza ni rencor hacia su amiga, al menos que se apegue a la idea que deben hacer todo juntas.
Entra entonces el tema de la fidelidad y la lealtad.
La fidelidad consistiría en respetar un pacto previamente realizado.
La lealtad es cumplir con un compromiso pese a circunstancias cambiantes o adversas. Una obligación de uno con el prójimo. Nos permite obtener la confianza y respeto de los demás implicados.
¿Cuándo la individualidad se convierte en egoísmo y cuando en traición? ¿Cuándo la lealtad se convierte en sometimiento y cuándo en apego?
Un factor importante es cuando implica dañar a la otra persona, si alguien confía sus secretos a otra personas se esperaría que esta lo respete y no lo cuente a nadie. Si lo hiciera sería traición. Si se tiene un amigo quién ha pasado muchos años tratando de conseguir un trabajo, que a nosotros también nos interesa en una empresa, pero esa empresa nos ofrece el trabajo a nosotros antes que a ellos entonces ¿sería correcto aceptarlo?. Si no lo aceptamos no garantiza que nuestro amigo lo obtenga, o puede que sí, en este último caso ¿sería egoísmo aceptarlo aún cuando nosotros también lo queremos?
Si la persona no estuviera tan apegada a la idea de querer el trabajo, tal vez su amigo pudiera aceptar el trabajo sin provocarle sufrimiento a su compañero y hasta se sentiría contento por su logro. Traición y egoísmo sería si uno de ellos saboteara al otro para conseguir el trabajo.
¿Se sometería una persona a rechazar oportunidades que se le presenten por no perjudicar los deseos de su amigo, aunque esto lo perjudique a él mismo? Si lo hiciera se ganaría el cariño y confianza de la persona, pero esta persona ¿estaría obrando correctamente al acaparar con deseos estas oportunidades? Lo ideal sería tener igualdad de condiciones y resignación por lo que ocurra según el destino.
La lealtad a mi parecer tiene un lado oculto, desde el punto de vista del participante pasivo. Este al ser leal a su amigo debería buscar no perjudicarlo, permitirle crecer según las circunstancias cambiantes, no apegarse a los deseos egoístas, ceder ante situaciones que no les está impartiendo ningún daño a pesar de haber expresado sus deseos.
Una persona a la que le guste la socialización con todo tipo de personas, ¿estaría siendo desleal a los grupos determinados de personas solamente por congeniar con otros distintos a este? Si contara los secretos, si hablara mal, si hiciera algún compromiso con unos y lo cancela por los otros, si se avergonzara de unos frente a los otros injustificadamente, si mintiera o hiciera algún daño la respuesta sería sí. En cualquier otro caso podría deberse a celos o un sentimiento de rivalidad o superioridad de un grupo hacia otro. La lealtad solamente se puede exigir cuando ambas partes participantes gozan de los mismos beneficios, de otra forma sería una situación de abuso de poder o de sometimiento de alguna de las partes.
Crecemos al dejar crecer a los demás.
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