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October 30, 2013

Lo que Nadie te Dice de la Yoga. ~ Laura Stumpf

Cuando la gente le dice a sus amigos que practiquen yoga, siempre dicen, “¡te vas a sentir muy bien! Yo siempre me siento muy relajado después de practicar yoga”.

Lo que no cuentan es que a veces, practicar yoga te hace sentir terrible.

Algunos yoguis dicen que las emociones se almacenan en el cuerpo, que las memorias permanecen en las células y en la profundidad de los músculos. Cuando practicamos algunas poses, usamos partes del cuerpo que hasta ese momento estaban en el olvido, estiramos y soltamos músculos que durante años, pasaron desapercibidos. Soltamos tensiones y en el proceso, soltamos recuerdos y emociones que estaban almacenadas desde la niñez y que han descansado silenciosamente en la profundidad de nuestros huesos desde entonces.

Así que en un momento dado estarás sobre tu espalda, disfrutando de la pose de bebé feliz y el siguiente, te ves inundado de rabia y lo que quieres, es golpear a alguien en la cara. No sabes que disparó este sentimiento, no había razón para estar sintiéndolo justo ahora, pero está ahí y es real y debe ser procesado.

No estoy segura si las emociones están almacenadas en nuestros músculos, pero para mí tiene mucho sentido que la práctica de yoga las saque a la luz. En la práctica, aprendemos a controlar la respiración, calmar la mente y relajar nuestros cuerpos. En un principio esto es genial—dormimos mejor en las noches, estamos menos estresados y nos sentimos bien al soltar la tensión de los hombros. Aprendemos a lidiar con el estrés diario y a soltar los músculos que se han tensado con las actividades cotidianas.

En la superficie, todo va muy bien. Pero somos seres multidimensionales con largas historias emocionales. Hemos estado tristes, asustados y solitarios en el pasado y hemos suprimido viejas cicatrices, derrotas y humillaciones para poder funcionar diariamente.

A medida que aprendemos a conectarnos con nuestra respiración, la yoga comienza a funcionar más eficientemente.

Estrés, ansiedad y tensión—borradas de un plumazo. Así que comienza a funcionar en lo más profundo, tratando de funcionar en medio de todo ese viejo desorden, para que así, puedas descubrir a tu ser más interno. Las cosas en las que no habías pensado en años de repente aparecen cuando haces el Guerrero II, y no puedes parar de llorar durante la relajación de Savasana porque te sientes infinitamente triste y no sabes la razón.

Es fácil sentirse como un lunático cuando alguna de estas olas emocionales llega en medio de una clase de yoga. Nadie me alertó sobre este fenómeno, y la primera vez que lo experimenté estaba preocupada por lo que otras personas pensarían de las lágrimas que corrían por mi cara, en lugar de estar presente y sintiendo.

Durante la relajación, en Savasana, me recosté en el suelo mirando a mi instructora con ojos llorosos, implorando por una explicación. Ella simplemente sonrió y me dijo al oído “es bueno dejar que todo salga”. Una vez que me dio el permiso de rendirme ante la experiencia, mis músculos inmediatamente se relajaron. Cerré mis ojos y sentí las lágrimas correr por mi cara y cómo la tristeza salía de mi cuerpo. Me sentí profundamente relajada y en paz.

Siempre estaré agradecida con mi instructora. Ella me mostró un lugar donde era seguro sentir todo el estrés acumulado a lo largo de la vida, rendirme y soltarlo.

Es un proceso de catarsis.

En el momento pareciera no ser lo mejor. No se siente bien estar triste, con dolor y rabia. Pero al mismo tiempo, se siente bien, muy bien poder sentir completamente. Si puedes crear un lugar seguro para ti mismo, en tu cuerpo—solo sentir las emociones sin juzgarlas, aceptando lo que llegue y surfear la ola, ahí, realmente estas practicando yoga. En ese punto tu práctica está más avanzada que quien puede poner sus pies atrás de su cabeza.

Entre más dejemos ir el pasado, más estaremos dispuestos a estar presentes y disfrutar lo que este momento tiene para ofrecernos.

Así que no trates de aguantar las lágrimas, no te sientas ridículo la próxima vez que hagas la pose de la paloma y sientas que los ojos están por saltarse. Recuerda, si te sientes así, solo quiere decir que la yoga está funcionando.


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Traducido por Daniel Hernandez

Asistente Editorial: Gabriela Magana/Editor: Bryonie Wise

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